Los responsables de todo

diciembre 5, 2015 at 3:00 am (Diarios de Motoneta (el Chango Vergara))

11QUIEn estos días he estado haciendo un relevamiento de campo por distintas partes de la ciudad, preguntando a la gente qué le parecía el resultado de la elección presidencial sucedida el pasado 22 de noviembre en Argentina. Para muestra, un botón. Conclusión: las personas que se muestran contentas con el resultado expresan que está bien, que ya era hora de un cambio, que por lo menos la yegua esa se va, que ya están cansados de tanta corrupción y tanto vago borracho chupando del Estado, y que ésos se estaban cargando todas las instituciones. (Como interlocutor simuladamente objetivo me privé de comentar que: cambio va a haber, lo que no significa nada favorable; no entendí nunca a qué se referían con eso de la “corrupción” siendo que habían votado a un tipo que está procesado y que tiene en su haber más de 200 denuncias. Tampoco quise indagar a qué instituciones se referían, ya que, incluso antes de asumir, este tipo ya se está llevando por delante cuanta cosa represente a una República y cagándose en todas las leyes.) Sin embargo es distinta la respuesta de los que perdieron en el balotaje: saben explicar el porqué de su angustia, pueden razonar y fundamentar por qué están en desacuerdo con el resultado, con datos y puntos sobre las íes, sin ambigüedades, sin discursos ajados por la repetición.

Hace poco leía un artículo en el diario local de más tirada. Allí el columnista mencionaba que los ministros elegidos por el presidente electo no tenían una imagen tan negativa como Aníbal Fernández, Kicillof, De Vido, Boudou o Zannini, y luego se ponía a enumerar a los elegidos: debe haber sido un cronista bastante joven si de verdad pensaba que gente como Prat Gay, Melconián, Sturzenegger, Bergman o la Bullrich gozaban de una buena imagen para cualquier persona con un mínimo de memoria y conocimiento de sus historiales. Pero es así: siempre están los que piensan que un argumento se elabora en las vísceras o en las cuerdas vocales, y que el razonamiento es prescindible si se tiene la bilis adecuada o la garganta bien templada. No voy a hablar de esta gentecilla, los próximos funcionarios, pero el desprovisto de memoria puede buscar sus prontuarios en internet, en medios no tan serviles al poder real. A ver quién trata ahora de montonera (o de buchona de la CIA) a la ministra de Seguridad, como lo hicieron con la presidenta. Pero como decía alguien comparando la política con el fútbol, lo que en un área es un claro penal, en la otra es un piscinazo.

Ahora, en una lectura rápida, a mí se me suben los huevos al ver tantos economistas y gerentes de empresas, muchos de ellos CEO de corporaciones extranjeras, aunque algún zopenco de por ahí diga que por fin nos van a gobernar empresarios, “gente común”… ¿Alguien escuchó en algún canal o en cualquier otro medio a cualquiera de esos periodistas que canturreaban “queremos preguntar” hacer una pregunta de relevancia informativa que no tenga que ver con la corbata y el peinado de los próximos gobernantes? No. ¿Por qué? Por que los tiempos también cambiaron y si antes era toda una falta de respeto y un atropello a la moral que un ministro joven fuera a negociar con los fondos buitre sin corbata, ahora es señal de alegría y desenfado, y todos aplauden contentos la informalidad y el hecho de tener gobernantes tan a la moda. Donde dije digo, digo Diego.

mafalda-miguelitoY hablando de libertad de expresión: no se sabe qué va a pasar con 6, 7, 8, pero estos sátrapas ya mostraron serias intenciones de sacarlo del aire en nombre de la pluralidad y de la diversidad de pensamiento. Es gracioso, pero muchos de los que pertenecen al 51% auguraban el final del programa, sin embargo los que parecen se van a quedar sin trabajo son los autodenominados “periodistas independientes” que, terminada su labor golpista, no sabrán cómo llenar su espacio semanal sin recurrir a la lisonja de sus patrones. Porque al final se trata de eso, se trata de que hemos (me incluyo como argentino y como respetuoso de la decisión mayoritaria, aunque nunca haría algo así) votado al patrón, lo hemos legitimado; nos disparamos en el pie. Pero no es del todo malo, porque los que votamos también eligen al patrón.

¿Cuántas veces oímos decir y preferir un sueldito todos los meses antes de ganarse el pan por cuenta propia? Es más cómodo: ir, hacer lo que te mandan y esperar a fin de mes. Y claro, para eso uno elige a sus representantes, para que ellos se ensucien y no nos jodan más que cada dos o cuatro años, que es cuando votamos y los revalidamos o no. ¿Para qué embarrarse en una ciudadanía verdadera, con participación y militancia política si para eso uno los vota: para que piensen y obren por nosotros? Es mejor que nos digan lo que tenemos que hacer y pensar, así evitamos la fatiga; el culto de lo masticado, la conformidad con las sobras. Va a resultar ahora que los planes sociales son necesarios para activar la economía interna, no como antes que era para mantener vagos y borrachos. Va a resultar que reducir el gasto público era sumamente forzoso, aunque esto no hubiera solucionado nunca nada en ningún lugar del planeta. Va a resultar que era indefectible que nos subieran los servicios y nos congelaran el poder adquisitivo, porque era la única manera de salvar la Patria. Va a ser que tampoco era necesario respetar la Constitución Nacional a rajatabla. Va a ser que no nos habíamos dado cuenta de lo democrático que podía ser gobernar por decreto. Va a ser que era inevitable quitarle las retenciones al agro para que esa gente (que sí sabe de negocios) nos regule los precios del mercado interno, subiendo a gusto y piacere. Va a ser que era irrevocable que los medios de comunicación consensuaran opiniones y restringieran visiones diferentes para reducir la grieta que tan separados nos tenía a todos los argentinos. Va a ser que ahora sí que vamos a estar tranquilos sin cadenas nacionales donde la mandataria nos explique las cosas que se hacen, las que faltan y en qué se invierte nuestro dinero. Va a ser que nos daremos cuenta que no tenía ningún sentido que se transmitieran los debates parlamentarios, donde teníamos que hacer el esfuerzo para interpretar qué pensaba y quería cada funcionario, incluso los que nunca iban (o siempre estaban en contra, aun de las propuestas más humanitarias) y ahora gobiernan, si los “medios independientes” te resumen la pura verdad en cinco minutos. Va a ser que hasta que está bien la subida de precios, porque si bien uno tiene que hacer un gasto más, se justifica a la hora de salir a cenar y conseguir una mesa, y a lo sumo encontrarse con gente como uno. Va a ser que era justo que todos, es decir, la gran mayoría, incluso los que no votaron a Macri (porque en esto sí que son inclusivos los de la derecha) nos bajáramos el sueldo para que Argentina (¡carajo!) volviera a ser competitiva a nivel internacional con cosas en serio, no con curritos de derechos humanos ni por ser la chispa de la resolución de reestructuración de la deuda soberana. Y tamaño acto de contrición y patriotismo, el de la casi renuncia salarial, nos va a venir muy bien al momento de aprehender la humildad necesaria cuando tengamos que negociar con los fondos buitre y otros rapaces; porque además comprenderemos por cuenta propia de la obligación que tiene un país de contraer deuda, porque nosotros, en lo particular, también vamos a tener que pedirle prestado al vecino. Y va a ser que todas y otras peores medidas eran necesarias porque el gobierno anterior tuvo la culpa de todo, hasta de que la del 4to. B se quedó embarazada. Porque antes de hacernos responsables, siempre es más conveniente culpar al otro.guille4

Pero está bien el cambio, está bien que los que ahora chupen del bote vuelvan a ser los hijos de papá, porque ellos sí que saben administrar, y toman vinos caros y por eso son sociables y un ejemplo a imitar, y no borrachos; borrachos son los pobres.

Y ellos, porque los elegimos, van a ser los representantes de nuestra subordinación, nuestra mediocridad, nuestro egoísmo y nuestra falta de gratitud.

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