En la misma barca

diciembre 26, 2015 at 11:50 pm (Diarios de Motoneta (el Chango Vergara))

“A Macri le dicen Semana Santa, porque no se sabe si cae en marzo o en abril” Humorada popular prestamente a ser tildada de golpista

Y aquí va otro intento de comprender a la clase media argentina… en realidad funcionan muy parecido en el resto del mundo, pero es la que me toca. Apenas han pasado dos semanas desde que Macri se invistió de presidente, y su stress es tal que ya se tomó vacaciones. Para alguien que no había trabajado en su vida, estos quince días deben haber sido harto agobiantes. Y mientras nuestro vagoneta preferido (para un 51 por ciento, al menos) descansa en Córdoba, una entidad creada por una ley votada por todos nosotros durante mucho tiempo es embestida y allanada por la Policía Federal, por orden de un juez, por medio de un decreto de necesidad y urgencia. Hay que matizar el significado que este gobierno elige para referirse a lo que es de “necesidad y urgencia”, porque bajo estos términos crea decretos, y con la misma excusa se toma un descanso. ¡Pobre! Lo mucho que habrá necesitado estas vacaciones… ¡y con qué urgencia!

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Duérmase niño, duérmase ya… que viene el…

Y mientras el señorito reposa, Concordia se hunde. Y la vicepresidenta pide donaciones a través de la ONG que ella preside junto a otros funcionarios de Cambiemos, la Fundación SUMA; señal de que el Estado ya no tiene ninguna injerencia en los asuntos del Estado. Y espero, aunque ya sin mucha fe, que no sea como cuando las Malvinas, que recolectaron donaciones que nunca llegaron a nuestros soldados. Pero cualquiera sabe lo agotador que resulta transferir los recursos de los trabajadores y los pobres a los ricos, es un ejercicio desgastante y bien se merece un descanso… un largo descanso.

Pero no estoy para hablar de esta gente cuyo accionar carece de cualquier sutileza, sino para tratar de interpretar a esta clase media que supo legitimarlo, y ya no a Macri como presidente sino a sus empleadores, a los que deciden por él tras los bastidores.

Si bien es cierto que este avasallamiento está generosamente blindado por los medios y por el Partido Judicial, cabe también preguntarse hasta cuándo vamos a conformarnos con un relato carente de una imaginación que enriquecía el inconsciente colectivo. Hasta ahora la única medida que se tomó para la gente de a pie es la enseñanza de que con ellos no se juega (con ellos, los de los bastidores). Macri fue el primero que aprendió, y si él es nuestro presidente…

Entiendo que una clase que ha logrado lo que nunca había logrado en estos últimos años ahora pretenda conservar lo adquirido. Pero la lógica me dice que si lo que quería era acuñarlo tal vez debiera haber apostado por una continuidad. Ahora, si lo que quería esta clase era acrecentarlo, duplicarlo, triplicarlo ha escupido para arriba, porque es un anhelo que ni les pertenece ni les corresponde; a lo sumo, los de los bastidores, le concederán la oportunidad de interpretar la realidad desde los pasillos y habitaciones de su casa, como hace Mirtha Legrand. Macri FiestaPero ya que se han vuelto tan conservadores deberían denunciar el engaño y admitir que aquellos, esos prestidigitadores profesionales que les prometieron preservar las instituciones las están haciendo desaparecer, como han hecho siempre, con lo peligroso que resulta el término en manos de esta gente; la concepción de “necesidad y urgencia” es un poroto al lado de la significación que le dan a la inexistencia; o su principal herramienta, si no la única: el que tiene en la mano un martillo sólo ve clavos. En menos de quince días ya hicieron desaparecer el Congreso.

A menudo he escuchado a representantes de esta clase (este escrito no pretende precisión científica sino que busca en la clasificación o generalización un método que lo acerque a la comprensión de este espécimen humano), decir que estaban cansados, hartos de darles de comer a los pobres, de laburar para que esos holgazanes se compren el vino y las drogas, y los entiendo. Entiendo que no tengan interés en trabajar para los más necesitados si casi por el mismo sueldo, a veces por menos, pueden laburar para los holgazanes ricos. Y si bien se gana un poco menos, se compensa con el socialmente saludable hecho de estar sometido a alguien de alcurnia. Porque esos vagos no quieren laburar, dicen estos especímenes, estos ejemplares, estos prototipos de la clase media sin que se les mueva un pelo al confesar la paupérrima cifra que pretenden pagarle a esos vagos por el trabajo que ellos no quieren hacer; entiendo que también deseen que cese el trabajo y se abarate la mano de obra, porque de esa manera también pueden conservar su estatus y someter al que es más pobre como los más ricos lo hacen con ellos; una revancha que no hace foco, que dispara a la presa equivocada para obsequiar a sus amos; la revancha de arrastrase bajo la mesa por si cae algún bocado y, si cae, cazarlo inmediatamente y correr al patio a enterrarlo donde nadie lo vea, para volver a los pies del amo por si descuida otro bocado o las migas de su falda. Y por supuesto que es mucho más digno pagar las vacaciones de los haraganes ricos que solidarizarse con los desastres naturales y las personas que los padecen (y si la sensibilidad de Macri, como representante de este estrato social, es tan desmedida que no soporta, no tolera contemplar el sufrimiento ajeno, es también justo, necesario y urgente permitirle que usufructúe nuestro dinero para desconectar de tanto desconsuelo en las sierras cordobesas; debemos cuidar a nuestro presidente, y comprender que si siempre lo agitó leer, por eso no lo hizo en 50 años, imaginémonos ahora que tiene que leer todo lo que le dicen que tiene que decir. Y si se quiere tomar los próximos cuatro años, por mí que lo haga); claro que es mucho más sano que la quita de retenciones al campo vaya a parar a un grupo de magnates, si total los pobres se ayudan entre ellos; también es una forma de pensar que es el camino correcto para alcanzar la tan mencionada pobreza cero: haciéndola desaparecer. Pero también saben que mantener la pobreza es sumamente necesario, porque son los pobres los que van a poner el pecho cuando las balas quemen, mientras los otros se quedan en sus casas, aferrados a la realidad de sus pasillos, abrazados a ese escenario que es sólo una imitación barata y grosera de los salones a los que siempre aspiraron, y olvidados de aquellos que alguna vez los hicieron sentir útiles y serviles usándolos como forros; acuñando sus treinta dineros, como aquella otra vez en que no supieron ver (detrás de sus paredes) o no quisieron ver (detrás de sus muros sin grieta) que el agua, la arrogancia y el desprecio por el otro se lo estaban llevando todo.

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Los dirigentes de nuestros destinos

diciembre 17, 2015 at 9:45 pm (Diarios de Motoneta (el Chango Vergara))

Como esa vez que el cerdo y la gallina querían poner un restorán cuyo plato principal fuera Jamón con huevos…

reyAl final, el Ministro de Hacienda liberó el denominado cepo cambiario. Se habló de sinceramiento de precios, sinceramiento cambiario, y otros eufemismos para esquivar la palabra devaluación. No podemos objetar la celeridad con que esta gente abordó las medidas que prometió ejecutar: en menos de una semana, el mercado pasó a determinar toda la política argentina sin casi la menor intervención del Estado, lo que significa que bien podríamos habernos ahorrado la elección de nuestros representantes si ahora nos gobiernan leyes o instituciones sin rostro que nada tienen que ver con nuestras leyes, ni con nuestras instituciones, tan mentadas cuando el ahora oficialismo era oposición. Y eso nos pasa por elegir gerentes y no políticos. La diferencia entre unos y otros es, o debería ser, más que evidente: un gerente jamás labura para sus empleados, para su “gente”, un gerente trabaja para el amo, para el dueño, sea quien fuera. Ya la sutileza de cambiar el nombre del Ministerio de Economía por el de Hacienda y Finanzas nos tendría que avivar y orientar hacia dónde se dirige la economía que viene, o por lo menos preguntarnos de quiénes son las vaquitas.

Pero volvamos a la “libertad cambiaria”: más o menos lo que dijo Prat Gay en la conferencia de prensa es que se liberaría el cepo y que no tenía la menor idea de a cuánto subiría el dólar ya que eso lo decidiría el mercado (como argentinos bien podríamos ahorrarnos el sueldo del Ministro, ya que parece tener poca o ninguna injerencia en las medidas que toma) (*). Dijo, sin explicar por qué, que era una medida inevitable que había que tomar por culpa de lo heredado del gobierno anterior, haciendo hincapié en que la economía, el empleo, el desarrollo y el pedal del triciclo de Juancito estaban trabados básicamente por culpa de Cristina y de sus medidas cambiarias. A mí me pareció un argumento muy pobre, pero lamentablemente (para esta gentuza) es el único argumento al cual aferrarse para criticar el gobierno anterior: hacerle creer a un 51 por ciento de la población que este país era una dictadura porque no les dejaba comprar dos millones de dólares al mes, medida que el pueblo defendió con uñas y dientes para que sus agroexportadores, sus narcotraficantes y otros empresarios puedan fugar divisas sin dar explicaciones a nadie. Porque lo de Cristina sí que era una dictadura y no esta flamante República, donde nuestro querido Maurizio, en seis días, elevó más decretos de emergencia que la ex presidente en ocho años. Y a mí me alegra que toda esa gente que lo votó ahora pueda decidir cuántos dólares quiere comprar, aunque su poder adquisitivo se vea disminuido en un 40% y no pueda comprar ni rupias. Hay que admitir que cumplió esa promesa. Como también cumplió la de liberar las retenciones para que se pueda exportar libremente la mejor parte del animal, la que “no nos gusta a los argentinos”, tan acostumbrados que estamos a comer lo más barato porque tenemos el gusto atrofiado para los sabores sutiles, como aseguró el presidente de la Sociedad Rural. Y claro, estos desgraciados nos van a hacer disfrutar el mondongo y el hígado de prepo, porque son ellos los que quieren definir qué comemos y a cuánto lo pagamos.

El Gay éste no sólo no explicó nada, como nos tenían acostumbrados antes, sino que ahí nomás enganchó con ese discurso New Age para señoras que el único sentido que le encontraron a su vida es tomar té y practicar yoga. Palabras como “unidos”, “juntos”, “retribuirle a ustedes la confianza que nos dieron”, etcétera, etcétera. Todo un ministerio formado por economistas oscurantistas celosos de explicar sus medidas, e ineptos para frenar la subida del pollo; su mediocridad también es culpa del anterior gobierno.

Un 51 por ciento votó esta carnicería por la inflación; una inflación que venía bajando en los últimos meses pero que se triplicó en diciembre, con la asunción de esta gentecilla. Y no podemos quejarnos porque nos habían avisado que iban a hacer eso. Y también nos avisaron que iban a gobernar a decreto limpio y sin intervención del Congreso, porque parece que así, y sólo así es como se forma una verdadera democracia. Y legitimado por un 51 por ciento que no quiso o no supo escuchar y comprender lo que le estaban diciendo, que estaba cansado de la política y compró el discurso de “despolitizar”, o que entendía, y entiende, que la política sólo tiene que ver con la economía.

Hay muchas señales que a mí me dejan perplejo, muchas contradicciones. Ya no hablaré del trabajador recién ascendido a clase media que obsecuentemente le atribuye más derechos a su jefe, a su amo, porque tiene la esperanza, más bien la convicción de que será invitado a sus convites. Samsa-StarkTampoco de que una gran cantidad de fervientes feligreses de domingo desatendieran y desestimaran los consejos del representante de Dios en la tierra, que además es argentino. Pero sí me pareció contradictorio el que las mujeres votaran a Macri. Está bien: el tipo es fachero, sonríe bonito y tiene ojos claros; Argentina ya necesitaba un presidente que fuera bien visto y aceptado en las cumbres suecas o noruegas. Pero es un fachero que realizó toda su campaña con su mujer como florero. Porque una mujer debe sentarse bien, lucir bonita y estarse calladita y juiciosa: ¿qué es eso de andar por ahí confrontando, contraviniendo el patriarcado global? Toda gran mujer debe estar detrás de un gran hombre. Siempre detrás (aunque eso no sea necesariamente incompatible con la explotación infantil en talleres clandestinos; eso siempre se compensa con la elegancia y delicadeza que muestra en los programas de Mirtha Legrand).

Ahora no están las tan odiadas cadenas, pero si uno se fija bien, estos tipos aparecen en todos los programas de chimentos habidos y por haber, donde explican asuntos que no deberían interesar a nadie, ya que corresponden a la intimidad de la persona, pero no dicen qué es lo que intentan hacer con sus medidas como administradores elegidos. Y si nos fijamos mejor, nos vamos a dar cuenta que ocupan más tiempo en los medios que con las cadenas, pero no importa porque ahora sabemos de las hijas de tal y de las anécdotas de pesca de tiburón de cual.

Visto de un solo plumazo todo parecería indicar que existe en Argentina un 51 por ciento del electorado que se cansó, o nunca le interesó hacer política (cabe reconocer que muchos de ellos lo hicieron a partir de una emoción visceral que les obnubilaba en algún punto el entendimiento), y que ahora ve bien que la administración luzca como un programa de Tinelli, y que sus ministros salgan con rubias tetonas (“A todas las mujeres les gusta que les digan un piropo… Aquellas que dicen que no, que se ofenden, no les creo nada… Por más que esté acompañado de una grosería, que te digan qué lindo culo que tenés, está todo bien”, Macri dixit). Y que para eso votó lo que votó: para que alguien le solucione sus asuntos mientras ve televisión en su casa; para que no lo molesten ni involucren con datos técnicos ni proyectos, porque si sabía que lo iban a importunar, para eso ni se tomaba la molestia de ir a votar. La no política, la no democracia; el aceptar que uno no entiende nada y por eso es mejor que otros decidan por uno (en política o en la televisión); es la legitimación de la subestimación. Pero eso sí: juntos, unidos, pum para arriba.

Por suerte existe un 49 por ciento, herencia del gobierno anterior, que cree en la participación y está dispuesto a ser “el dirigente de su destino”, como lo intuyó, expresó y deseó Cristina.

Tu pueblo no se queda dormido(*) Nota: Al momento de esta publicación el mercado ya había puesto su precio, pero no viene mucho al caso.

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Los responsables de todo

diciembre 5, 2015 at 3:00 am (Diarios de Motoneta (el Chango Vergara))

11QUIEn estos días he estado haciendo un relevamiento de campo por distintas partes de la ciudad, preguntando a la gente qué le parecía el resultado de la elección presidencial sucedida el pasado 22 de noviembre en Argentina. Para muestra, un botón. Conclusión: las personas que se muestran contentas con el resultado expresan que está bien, que ya era hora de un cambio, que por lo menos la yegua esa se va, que ya están cansados de tanta corrupción y tanto vago borracho chupando del Estado, y que ésos se estaban cargando todas las instituciones. (Como interlocutor simuladamente objetivo me privé de comentar que: cambio va a haber, lo que no significa nada favorable; no entendí nunca a qué se referían con eso de la “corrupción” siendo que habían votado a un tipo que está procesado y que tiene en su haber más de 200 denuncias. Tampoco quise indagar a qué instituciones se referían, ya que, incluso antes de asumir, este tipo ya se está llevando por delante cuanta cosa represente a una República y cagándose en todas las leyes.) Sin embargo es distinta la respuesta de los que perdieron en el balotaje: saben explicar el porqué de su angustia, pueden razonar y fundamentar por qué están en desacuerdo con el resultado, con datos y puntos sobre las íes, sin ambigüedades, sin discursos ajados por la repetición.

Hace poco leía un artículo en el diario local de más tirada. Allí el columnista mencionaba que los ministros elegidos por el presidente electo no tenían una imagen tan negativa como Aníbal Fernández, Kicillof, De Vido, Boudou o Zannini, y luego se ponía a enumerar a los elegidos: debe haber sido un cronista bastante joven si de verdad pensaba que gente como Prat Gay, Melconián, Sturzenegger, Bergman o la Bullrich gozaban de una buena imagen para cualquier persona con un mínimo de memoria y conocimiento de sus historiales. Pero es así: siempre están los que piensan que un argumento se elabora en las vísceras o en las cuerdas vocales, y que el razonamiento es prescindible si se tiene la bilis adecuada o la garganta bien templada. No voy a hablar de esta gentecilla, los próximos funcionarios, pero el desprovisto de memoria puede buscar sus prontuarios en internet, en medios no tan serviles al poder real. A ver quién trata ahora de montonera (o de buchona de la CIA) a la ministra de Seguridad, como lo hicieron con la presidenta. Pero como decía alguien comparando la política con el fútbol, lo que en un área es un claro penal, en la otra es un piscinazo.

Ahora, en una lectura rápida, a mí se me suben los huevos al ver tantos economistas y gerentes de empresas, muchos de ellos CEO de corporaciones extranjeras, aunque algún zopenco de por ahí diga que por fin nos van a gobernar empresarios, “gente común”… ¿Alguien escuchó en algún canal o en cualquier otro medio a cualquiera de esos periodistas que canturreaban “queremos preguntar” hacer una pregunta de relevancia informativa que no tenga que ver con la corbata y el peinado de los próximos gobernantes? No. ¿Por qué? Por que los tiempos también cambiaron y si antes era toda una falta de respeto y un atropello a la moral que un ministro joven fuera a negociar con los fondos buitre sin corbata, ahora es señal de alegría y desenfado, y todos aplauden contentos la informalidad y el hecho de tener gobernantes tan a la moda. Donde dije digo, digo Diego.

mafalda-miguelitoY hablando de libertad de expresión: no se sabe qué va a pasar con 6, 7, 8, pero estos sátrapas ya mostraron serias intenciones de sacarlo del aire en nombre de la pluralidad y de la diversidad de pensamiento. Es gracioso, pero muchos de los que pertenecen al 51% auguraban el final del programa, sin embargo los que parecen se van a quedar sin trabajo son los autodenominados “periodistas independientes” que, terminada su labor golpista, no sabrán cómo llenar su espacio semanal sin recurrir a la lisonja de sus patrones. Porque al final se trata de eso, se trata de que hemos (me incluyo como argentino y como respetuoso de la decisión mayoritaria, aunque nunca haría algo así) votado al patrón, lo hemos legitimado; nos disparamos en el pie. Pero no es del todo malo, porque los que votamos también eligen al patrón.

¿Cuántas veces oímos decir y preferir un sueldito todos los meses antes de ganarse el pan por cuenta propia? Es más cómodo: ir, hacer lo que te mandan y esperar a fin de mes. Y claro, para eso uno elige a sus representantes, para que ellos se ensucien y no nos jodan más que cada dos o cuatro años, que es cuando votamos y los revalidamos o no. ¿Para qué embarrarse en una ciudadanía verdadera, con participación y militancia política si para eso uno los vota: para que piensen y obren por nosotros? Es mejor que nos digan lo que tenemos que hacer y pensar, así evitamos la fatiga; el culto de lo masticado, la conformidad con las sobras. Va a resultar ahora que los planes sociales son necesarios para activar la economía interna, no como antes que era para mantener vagos y borrachos. Va a resultar que reducir el gasto público era sumamente forzoso, aunque esto no hubiera solucionado nunca nada en ningún lugar del planeta. Va a resultar que era indefectible que nos subieran los servicios y nos congelaran el poder adquisitivo, porque era la única manera de salvar la Patria. Va a ser que tampoco era necesario respetar la Constitución Nacional a rajatabla. Va a ser que no nos habíamos dado cuenta de lo democrático que podía ser gobernar por decreto. Va a ser que era inevitable quitarle las retenciones al agro para que esa gente (que sí sabe de negocios) nos regule los precios del mercado interno, subiendo a gusto y piacere. Va a ser que era irrevocable que los medios de comunicación consensuaran opiniones y restringieran visiones diferentes para reducir la grieta que tan separados nos tenía a todos los argentinos. Va a ser que ahora sí que vamos a estar tranquilos sin cadenas nacionales donde la mandataria nos explique las cosas que se hacen, las que faltan y en qué se invierte nuestro dinero. Va a ser que nos daremos cuenta que no tenía ningún sentido que se transmitieran los debates parlamentarios, donde teníamos que hacer el esfuerzo para interpretar qué pensaba y quería cada funcionario, incluso los que nunca iban (o siempre estaban en contra, aun de las propuestas más humanitarias) y ahora gobiernan, si los “medios independientes” te resumen la pura verdad en cinco minutos. Va a ser que hasta que está bien la subida de precios, porque si bien uno tiene que hacer un gasto más, se justifica a la hora de salir a cenar y conseguir una mesa, y a lo sumo encontrarse con gente como uno. Va a ser que era justo que todos, es decir, la gran mayoría, incluso los que no votaron a Macri (porque en esto sí que son inclusivos los de la derecha) nos bajáramos el sueldo para que Argentina (¡carajo!) volviera a ser competitiva a nivel internacional con cosas en serio, no con curritos de derechos humanos ni por ser la chispa de la resolución de reestructuración de la deuda soberana. Y tamaño acto de contrición y patriotismo, el de la casi renuncia salarial, nos va a venir muy bien al momento de aprehender la humildad necesaria cuando tengamos que negociar con los fondos buitre y otros rapaces; porque además comprenderemos por cuenta propia de la obligación que tiene un país de contraer deuda, porque nosotros, en lo particular, también vamos a tener que pedirle prestado al vecino. Y va a ser que todas y otras peores medidas eran necesarias porque el gobierno anterior tuvo la culpa de todo, hasta de que la del 4to. B se quedó embarazada. Porque antes de hacernos responsables, siempre es más conveniente culpar al otro.guille4

Pero está bien el cambio, está bien que los que ahora chupen del bote vuelvan a ser los hijos de papá, porque ellos sí que saben administrar, y toman vinos caros y por eso son sociables y un ejemplo a imitar, y no borrachos; borrachos son los pobres.

Y ellos, porque los elegimos, van a ser los representantes de nuestra subordinación, nuestra mediocridad, nuestro egoísmo y nuestra falta de gratitud.

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