Indoloro

septiembre 23, 2009 at 3:53 pm (Diario ínfimo (Sebastián Irtzuberea))

toilet2Pensar que hay gente que considera el baño como un trámite menor, como el paso por un peaje, como comprar cigarrillos; gente con evacuación de pajarito, que caga al contado.

A mí me resulta incomprensible debido a que mi poder digestivo sólo me permite hacerlo en cómodas cuotas. No pienso exagerar, pero le dedico una parte importante del día. Admito que no responde solamente a un proceso gastrointestinal (también al ducharme me demoro), sino a que me parece el espacio de mayor intimidad dentro de un hogar; tal vez porque mi familia no era de apurarme golpeando la puerta bajo amenazas de ceguera o locura, lo que lo convertía en el lugar más apto para la exploración.

Casa nueva que me muestran, mientras todos aprecian la mampara o el parqué o el cortinado, yo contemplo el baño, si es amplio, si está ventilado, si tiene bañera, si bidé (no voy a detallar sobre este último asunto y su importancia cultural ­–tampoco referiré al tipo de papel higiénico con el que me he topado en algunos aeropuertos europeos–, pero me cuesta dejar de asociar el “primer mundo” con un mundo de culos sucios y pedregosos). Tengo unos amigos que suelen tener un libro sobre la mochila del inodoro; cada vez que los visito veo un libro diferente; esto me dice dos cosas: que también son de pasar rato; y que no nos vemos tan seguido. Hace un tiempo una amiga esbozaba una teoría generacional: decía que la nuestra era tal vez la última generación que aprendió a convivir con su propia mierda; las siguientes pertenecen al mundo del descartable, de personas no dispuestas a reconocer que esa porquería emana de uno. No pretendo ahondar en este tema, pero también me es dable refutar un poco: cuando un grande no quería que tocáramos algo, nos decía que eso era “caca”, ergo, la caca es mala. A mí no me asusta y por eso me paso algún rato en el baño explorando todo lo que llevo dentro, para sacarlo afuera, sea una cagada o no.

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